Dragon Ball se ha convertido en uno de los productos de animación japonesa más importantes de todos los tiempos, teniendo un legado que trasciende a la televisión y se ha extendido por todo el mundo a través de diferentes expresiones en la cultura pop.
En Latinoamérica, la presencia de Dragon Ball y sus derivados fue una de las precursoras de lo que hoy es reconocido como la industria del doblaje. Sin la creación de Akira Toriyama, el mundo del doblaje no sería el mismo.
De ahí, figuras como Mario Castañeda y René García alcanzaron una gran fama. No obstante, aunque son dos de los personajes más queridos por los fans en el medio, recientemente, dividieron a los fans, al señalar una opinión poco aceptada por la comunidad: que los fans más grandes de la franquicia siguen viéndola como si fueran unos niños.
¿Qué dijo Mario Castañeda?
El actor de doblaje, Mario Castañeda, voz oficial de Goku en Dragon Ball, fue uno de los talentos invitados a la Comic Con de Argentina. Ahí, aprovechó el micrófono para hablar sobre la actualidad en los fanáticos de Dragon Ball y criticó que algunos de ellos son renuentes al cambio:
«Muchos fans de Dragon Ball me dicen ‘Dragon Ball ha cambiado, ya no es lo mismo. Ya cambió, ya no tiene la misma esencia, Goku es otro‘. Y les digo: ‘¿Sabes qué es lo más importante que ha cambiado de esta ecuación? Tú’«.
«Los fans de Dragon Ball parece que cuando se lavan la cara en la mañana no se miran al espejo. Siguen pensando que son los niños de seis o siete años que veían Dragon Ball y piensan que siempre lo han visto con los mismos ojos y el mismo cerebro».
Para Mario Castañeda, la ecuación principal es que los aficionados de Dragon Ball ya no disfrutan la saga de la misma manera debido a que ya han crecido. Sin embargo, sí hizo un llamado a los seguidores del anime, pidiendo que le den una nueva oportunidad a las nuevas temporadas, asegurando que el espíritu de la marca sigue intacto:
«Hay algo que desafortunadamente ha jugado en contra suya, se llama madurez. Ya no ven Dragon Ball con los ojos de un niño de siete años, ahora lo ven con los ojos del adulto que ya no soporta tonterías», sentenció.
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